El alcohol afecta más a la mujer que al hombre

Dado que el cuerpo de la mujer contiene menos agua que el de los hombres, y que el alcohol se mezcla con el agua que hay en el cuerpo, una misma cantidad de alcohol se manifiesta en forma más concentrada en la mujer. Por ello, la mujer se incapacita mucho más que el hombre luego de beber la misma cantidad de alcohol.

 

La evolución de la enfermedad es bastante más rápida en la mujer. El abuso de alcohol le produce un daño físico más intenso y sufre de mayores problemas médicos asociados, cerebrales, cardiacos, hepáticos. La enfermedad hace crisis más pronto y consultan mucho antes que sus pares masculinos. Las motivaciones más comunes que desencadenan su hábito por beber son problemas emocionales, infidelidad de la pareja, separación, viudez, enfermedades o crisis de los hijos.

Descubren en el alcohol una sustancia que les permite olvidar temporalmente sus penas, dolores y amarguras. Sin embargo, cuando se les pasa el efecto del alcohol, se descubren más amargas y resentidas. El consumo no les permite elaborar sus pérdidas, y éstas nunca sanan. Así lo recuerda una dueña de casa de 60 años:

 

“Al cumplir 45 años descubrí que mi marido me era infiel. Fue un golpe tremendo. Lo enfrenté, pero él siempre me negó todo, pese a que las evidencias eran muy claras y conocidas también por nuestros hijos. Se me cayó el mundo. Sufrí angustias terribles; en la noche no me podía dormir, no podía pensar en otra cosa. Un día probé un poco de whisky que había quedado en un vaso. Sentí que mágicamente me tranquilizaba, dejaba de pensar. Me acosté y pude dormir. Desde ese día empecé a tomar una copita al atardecer. Sin darme cuenta la cantidad fue aumentando, me quedaba adormecida, pero al despertar la angustia era mayor… Mi marido terminó su aventura seis meses más tarde y se convirtió en un compañero modelo, muy arrepentido, pero nunca pudo hablarme del tema. Desgraciadamente, yo ya me había acostumbrado a beber alcohol”.

 

Con frecuencia las mujeres mezclan tranquilizantes que potencian y hacen más tóxicos los efectos de la bebida. Al dolor original van agregando la vergüenza, sentimiento muy opresor, que las va aislando de su familia y amistades y encerrando en el consumo. Al avanzar en este hábito, tanto los hombres como mujeres bebedores tienden a desarrollar estados más bien depresivos, que se caracterizan por amargura, apatía, falta de iniciativa; pierden el sentido y el interés por la vida.

 

Mención aparte merece el uso de alcohol en embarazadas, ya que hay mujeres que no pueden dejarlo incluso en este estado. Es un hecho demostrado que el alcohol tiene efectos dañinos en el niño por nacer. Puede producir el llamado síndrome alcohólico fetal, que es un retardo mental asociado a un rostro característico, o bien problemas de aprendizaje o de conducta. Durante los meses de gestación la mujer debería abstenerse en forma absoluta de tomar alcohol.

Para mayor información:

Libro Enfermedad de los Sentimientos.
Fuente:
Schilkrut, Raúl y Armendáriz, Maite (2004). Droga y Alcohol – Enfermedad de los Sentimientos. El Mercurio Aguilar. APA 2016.

Comentarios

  • Yuanny de Ekman dijo:

    Por nuestra naturaleza psicológica y física, las mujeres somos propensas a sufrir más las consecuencias familiares e incluso sociales de beber alcohol, además de los efectos que tiene en el cuerpo. Excelente artículo y muy buena iniciativa. Saludos

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