Adición: decir no ¿es cosa de voluntad?

Cómo el consumo de drogas puede transformarse en una adicción.-

Las drogas, cualquiera sea ésta, afecta al cerebro de manera diferente

Sin embargo un factor común es que todas elevan el nivel de dopamina, que es la sustancia química que controlan la recompensa y el placer en los circuitos cerebrales.

La sincronía existe de tal manera que el cerebro está conectado para estimular las actividades sanas y que ayudan a mantener la vida mediante la liberación de dopamina.

¿Qué sucede cuando es un adolescente el que consume alguna sustancia?

Las recompensas cotidianas que trae consigo la vida durante el período de la adolescencia, como lo son salir con amigos, escuchar música, practicar deportes y todas las experiencias altamente motivadoras para los jóvenes, provocan la liberación de este químico en cantidades moderadas. 

Que esto suceda refuerza en ellos y en ellas las conductas que contribuyen al aprendizaje, la salud, el bienestar y el fortalecimiento de los vínculos sociales

Pues bien, el uso de drogas, lamentablemente, puede interceder en este proceso llegando a impedir que el adolescente pueda poner un “alto” al consumo por si solo.

¿Por qué ocurre esto?

El consumo de drogas finalmente hace que se produzca una dosis mucho más elevada de dopamina en los circuitos de recompensa del cerebro que la que se generan con las recompensas naturales.

Esto crea un impulso especialmente fuerte para repetir la experiencia.

En la etapa de crecimiento un adolescente de por si se encuentra luchando para equilibrar “el impulso y el autocontrol”. Con su cerebro aún inmaduro y en desarrollo, es más propenso a tomar drogas sin considerar adecuadamente las consecuencias.

 

El problema que genera la recurrencia del consumo de una droga.

 

Si la experiencia del consumo se repite, el cerebro refuerza los vínculos neuronales entre el placer y el consumo de drogas, haciendo que la asociación sea cada vez más fuerte.

 

Pronto, consumir puede adquirir una importancia en la vida del adolescente fuera del rango normal y acorde a otras recompensas más cotidianas como salir a pasear, juntarse con amigos o ir al cine.

 

El desarrollo de la adicción es como un círculo vicioso: el uso crónico de drogas no solo re ordena las prioridades de una persona, sino que también puede alterar áreas clave del cerebro necesarias para el juicio y autocontrol, reduciendo aún más la capacidad del individuo de controlar o detener su consumo de drogas. 

 

Esta es la razón por la cual, a pesar de la creencia popular, la fuerza de voluntad por sí sola a menudo es insuficiente para superar una adicción.

 

Esto ocurre finalmente porque el uso de drogas ha comprometido las mismas partes del cerebro que hacen posible “decir que no”.

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