Sustancias Adictivas: ¿Anestesia emocional?

Schilkrut, Adicción y Familia: Testimonio:

…”Estaba muy agresiva y cuando tomaba lo era aún más. Mi mamá no me hablaba de consumo,  lo trataba de negar. Fueron mis hermanos los que le dijeron a mi mamá que yo tenía un problema con el trago.

Un domingo que llegué después de un carrete, estaban en casa mi mamá, mis hermanos y unos amigos…la insulté, la empujé, hasta le pegué. No me acuerdo de eso!, mi hermano chico me contó al día siguiente lo que le había hecho a mi mamá.

Hablaron conmigo y los vi tan afectados y con mucha pena. Me dijeron que me iban a ayudar. Dije que si, que estaba mal.  Aunque la verdad yo no creía que fuera alcohólica”…

El relato de Carmen, nos da cuenta de que el consumo de sustancias adictivas como el alcohol, la marihuana, la coca u otras, va transformando a las personas en diversos aspectos.

La familia suele referirse a estos cambios señalando que la persona se ha vuelto lejana, carente de afecto y empatía. Es como si nada le importara, se comporta de manera indolente e incluso cruel y falto de remordimientos. El problema que se genera en las relaciones familiares puede llegar a destruir todo.

 

Mortalmente indolora

Las drogas actúan en forma química, comprometen el sistema límbico, estructura cerebral en la que reside la vida emocional. Por ello todas las sustancias adictivas tienen capacidades anestésicas —partiendo por la morfina, el más poderoso de los analgésicos—, suprimen el dolor y también las emociones.

El alcohol es un comprobado analgésico. Tal como en las antiguas películas de cowboys cuando había que sacarle una bala al jovencito le daban whisky, los accidentes que ocurren bajo efectos del alcohol son indoloros para quien los experimenta.

Es llamativo en los servicios de urgencia donde estos pacientes ingresan haciendo chistes, aunque vengan acuchillados o con múltiples fracturas después de un choque automovilístico.

Por su parte, los cirujanos diagnostican el abdomen alcohólico. Se da en quien consume habitualmente alcohol y desarrolla, por ejemplo, una apendicitis; pero como no siente dolor, el cuadro tiende a progresar y llega a un grado de peritonitis que no se ve en otras condiciones.

La cocaína fue introducida en la medicina como anestésico local. Se utilizó en las primeras operaciones oculares efectuadas a comienzos del siglo XX. De hecho, cuando un consumidor quiere saber cuál es el grado de pureza de la sustancia se coloca el polvo en la lengua a ver si se le duerme.

Asimismo, existen benzodiazepinas inyectables con las cuales se puede operar y efectuar procedimientos, y el paciente no siente ninguna molestia e incluso después ni se acuerda del tipo de intervención al que se le sometió.

La marihuana también anestesia algunos reflejos, como el del vómito, lo que ha llevado a postular su eventual utilidad terapéutica como antiemético en quimioterapia.

Al constatar que las drogas son capaces de apagar sensaciones tan intensas como el dolor físico, se visualiza de qué manera logran entonces inhibir de una plumada sentimientos muchos más sutiles como los propios del dolor emocional.

Conoce más en: Droga y Alcohol. Enfermedad de los Sentimientos. Dr Raúl Schilkrut.

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